Resistencia al cambio (I)

 


Qué es y cómo detectarla

La vida está llena de constantes cambios, no es algo por lo que pasamos de forma lineal, nos sentimos cómodos dentro de nuestra zona de confort y por eso cuando nos surgen obstáculos o desafíos que propician hacer cambios, aparece una resistencia a lo que será una nueva transición en nuestras vidas. Una resistencia que surge del miedo a lo desconocido, a la pérdida de lo que conocemos y con lo que nos sentimos agusto o a lo que nos hemos acomodado, pero sobre todo a la ansiedad que provoca pensar qué pasará si hacemos cambios. Esta resistencia es algo natural para evitar momentos de estrés, nos perturba y en muchas ocasiones simplemente imaginamos escenarios que pueden poner en jaque todo lo que hemos construido. En la vida hay que tomar decisiones que en un principio activan la incertidumbre de qué pasará, es necesario correr ciertos riesgos porque vivir con miedo te bloquea y por eso hay que superar esa resistencia para que no se convierta en un problema mayor. 


La resistencia al cambio es un proceso psicológico en el que aparece una angustia emocional, es algo normal cuando queremos mejorar, cambiar cosas que no nos gustan o ya no están acordes con la vida que llevamos, tratamos de dejar atrás el pasado, etc. El ser humano es un animal de costumbres y una vez se siente agusto y protegido dentro de su zona de confort, le es muy difícil salir de ella. Incluso aunque esa zona de confort no sea muy positiva, le aterra salir de ella para estar en una situación peor. Pero de lo que no somos conscientes es que fuera de la zona de confort es donde está nuestro aprendizaje, es de donde podemos ver con amplitud la visión del mundo, pero no podemos pasar toda la vida en un estado pasivo sin correr riesgos que nos permitan crecer. Cuando una persona pasa mucho tiempo en su zona de confort afloran algunos detonantes que les llevan a desarrollar ciertas síntomas psicológicos que influyen en estados apáticos, merman la autoestima e incluso muchos pueden llegar a padecer depresión, porque el ser humano está hecho para fluir y cambiar, no para estar estático en un bucle de monotonía. 


La vida en sí es un constante cambio, pero el problema es cuando nos resistimos a ello. Cuando nos aferramos al pasado, a las viejas formas de pensamiento o no nos adaptamos a los nuevos tiempos, esto nos condena a vivir insatisfechos y frustrados, algo que a la larga será contraproducente para nuestra salud mental. Por lo tanto el cambio está relacionado con la forma en cómo nos adaptamos nosotros a la vida o las circunstancias y todo dependerá de nuestra mente, de si trabajamos con ella para que sea nuestra aliada o dejamos que ella tome las decisiones por nosotros convirtiéndose en nuestra enemiga. Nuestra salud emocional es una de las cosas más importantes que debemos mantener en un estado sano, donde fluye la creatividad y donde la mente no ponga oposición a los cambios que se producen o a esos momentos de transformación que van con nuestra vida.


¿Qué causa exactamente esta resistencia? Es algo que se hace de forma inconsciente y puede ser debido a diferentes motivos como no comprender que el cambio es necesario en nuestra vida y que no podemos pasarla dentro de la zona de confort siempre, creer que no tenemos las suficientes habilidades para desenvolvernos en situaciones que traerá ese cambio, miedo a lo desconocido e incertidumbre por no sentirnos seguros, miedo a fracasar o repetir errores del pasado, angustia a no saber adaptarnos, creer que si cambiamos perderemos el apoyo que tenemos, sentirse excluido de su círculo de pertenencia por haber cambiado, miedo a perder el control, la falta de seguridad y de confianza en uno mismo, tomar una posición defensiva o de protección ante cualquier sorpresa o circunstancia abrumadora que no sabemos cómo vamos a gestionar, miedo a perder personas, a que se alejen, a que nos vean de forma distinta y eso genera un exceso de preocupación, genera estados de ansiedad que hay que tratar de minimizar, miedo al rechazo, a que regresen los fantasmas del pasado o que afloren esas heridas que creíamos curadas, la saturación de las cosas que acumulamos en nuestra vida. Hay muchas razones por las que nos resistimos al cambio.


Lo básico es dejar aun lado lo que sería un cambio radical que son los que realmente generan estados de temor y ansiedad, tratar de hacer pequeños cambios de hábitos saliendo de vez en cuando de nuestra zona de confort para ver cómo gestionamos lo que sentimos, porque de esta forma averiguamos que es lo que nos genera esa resistencia. Nos ayuda a comprender porqué sentimos miedo y que es lo que genera ese miedo. Es importante ser conscientes de que más tarde o más temprano debemos hacer cambios porque son los que nos permiten generar una transformación y para eso hay que querer hacerla. Siempre lo digo, no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado. Hay que ser autoconsciente, conocerse a uno mismo, reflexionar en los beneficios que nos aportarán los cambios. Además cuando te conoces a ti mismo sabes cuales son tus necesidades a cubrir principales y cuando están cubiertas esto afianza tus deseos y tus emociones, esto mejorará tu autoestima. Después sería importante descubrir cuáles son esas creencias que te limitan y que provocan esa resistencia. Creencias arraigadas por nuestra educación: familiar, social, religiosa, etc. (por ejemplo cuando yo era niña era una persona muy creativa, todo lo relacionado con el dibujo, la pintura y las manualidades se me daba genial, los deportes también, pero para mis padres esas actividades no me iban a llevar a un futuro prometedor así que me sentía frustrada y no sacaba buenas notas escolares, eso me llevó a que desde pequeña no me sentía valorada y durante muchos años crecí pensando que no era buena en nada) es una creencia limitante que solucioné hace muchos años porque eso te lleva a un estado de frustración y baja autoestima. 


Esto me vuelve a llevar a salir de la zona de confort, porque cuando salimos es cuando realmente nos enfrentamos a esos miedos, a esa incertidumbre, a esa inseguridad y cuando vemos que no es tan malo salir de la zona de confort, que no es tan catastrófico como nos habíamos imaginado, la ansiedad se reduce y mejora nuestra confianza porque empezamos a percibir las cosas desde otro punto de vista. Es importante antes del cambio abordar las preocupaciones personales que son de prioridad inmediata, que son aquellas que nos pueden impedir el avance. La resistencia nos puede servir para iniciar un diálogo con nosotros mismos para saber qué está sucediendo en nuestro interior, podemos incluso pedir consejos a alguien de confianza para saber su opinión, tal vez a esa persona le pasara lo mismo y como encontró una solución, nos puede venir bien conocer los procesos de otras personas. 


La resistencia al cambio suele pasar por cuatro etapas: la de choque que es la etapa en el que nos bloqueamos a nivel emocional y nos paralizamos cuando vemos venir el cambio. La de negación, que es la etapa en la que negamos el cambio, consideramos que estamos bien en nuestra zona de confort y no queremos ver la realidad. La de la ira, que es la etapa en la que abrimos los ojos y ya no podemos negar el cambio, aquí entramos en una fase de frustración, enfado e ira. Y la de aceptación, que es cuando dejamos de resistirnos al cambio, salimos de la zona de confort, fluimos con las nuevas experiencias y encontramos de nuevo el equilibrio en nuestras vidas con un nuevo aprendizaje.


Comentarios

Entradas populares